1. Poku
Takashi Murakami es un artista que mezcla hábilmente la cultura tradicional japonesa con una estetica de colores vibrantes y pura energia. El mundo imaginario de Murakami está lleno de simpáticos personajes, margaritas sonrientes, setas, figuras de estilo manga y sus alter-egos Mr. DOB e Inochi.< Su arte es accesible, con colores brillantes y una estética “kawaii” (bonita y simpática).Su obra se inspira en los mundos multicolores del manga y el anime, los cómics y dibujos animados japoneses. Sus esculturas representan cuerpos inspirados en el “kosupure”, la moda japonesa de disfrazarse de personajes de cómic y dibujos animados.
Describe su obra como “poku”, término que mezcla el arte pop con la cultura otaku. Sus obras destacan por sus formas exageradas y superficies brillantes, como se ve en “Miss Ko2” (1997), inspirada en la icónica camarera de una cadena de restaurantes japonesa.

2. Superflat
Los cuadros de Murakami se caracterizan por su estilo “Superplano”, lo que significa que son totalmente bidimensionales. En 2000, definió el concepto de “Superplano” como una perspectiva única que conecta el pasado, el presente y el futuro de Japón, y que ha contribuido al crecimiento cultural del país.A diferencia de otros que recurren al alcohol o las drogas, él ha declarado que obtiene un subidón creativo de su trabajo y que por eso sus obras siempre rebosan color plano y energía.

3. Murakami-Ego
Como auténtico empresario, Murakami ha transformado su estudio en un centro de producción llamado fábrica Hiropon, donde más de cien artistas y artesanos trabajan bajo su estricta supervisión.
Colabora con las principales casas de moda, como Issey Miyake, Louis Vuitton y Nissan, donde ejerce de director creativo.
Prueba de su éxito son sus exposiciones monumentales como “Murakami-Ego” (Doha, 2012) y la exposición en el Palacio de Versalles (2010), donde los mitos de la historia francesa en Versalles interactuaron con sus criaturas japonesas.

El efecto de superficie de la representación de la identidad de la sociedad japonesa desempeña un papel crucial en la producción artística del país. Anteriormente, Japón había considerado el Pop Art como una importación occidental.
Sin embargo, ahora ha adoptado el movimiento, infundiéndole su perspectiva cultural única. Esta evolución ha dado lugar a una mezcla fresca y emocionante de lo tradicional y lo moderno, que hace del Pop Art japonés un género cautivador y distinto.
La incorporación de la estética y los temas japoneses al Pop Art ha insuflado nueva vida al movimiento, creando una forma de arte visualmente asombrosa y culturalmente significativa. Es un momento emocionante para el arte japonés, y el mundo se está dando cuenta.

3. Valoración de mercado
DOB, el alter ego de Murakami, hace frecuentes apariciones en los cuadros del artista y puede ayudarnos a entender su mercado. En 2010, un cuadro bicolor de DOB se vendió por 2 millones de dólares en Phillips, mientras que “El castillo de Tin Tin” (2003), uno de los cuadros más famosos de DOB, estableció un récord para el artista en 2012 al alcanzar los 3,7 millones de dólares en Sotheby’s Nueva York.


La colaboración de Murakami con Louis Vuitton produjo obras como “El mundo de la esfera” (2003), que se vendió por 2,06 millones de dólares en Sotheby’s Hong Kong en 2013, y la escultura del panda que superó las estimaciones y se vendió por 2,38 millones de dólares en Phillips en 2008.
Hasta la fecha, la obra más cara de Murakami vendida en subasta es otra escultura: “Mi vaquero solitario” (1998), que alcanzó la asombrosa cifra de 13,5 millones de dólares en una subasta de Sotheby’s en Nueva York en 2008, superando con creces su estimación inicial.
Estos impresionantes precios son un testimonio del inmenso talento de Murakami y de la demanda de sus obras de arte únicas y cautivadoras. Tanto si se trata de una juguetona pintura DOB como de una llamativa escultura, coleccionistas de todo el mundo están dispuestos a pagar mucho dinero por una obra del genio creativo de Murakami.
